Por Mauricio Madero
La vivienda es el espacio que los seres humanos construimos para refugiarnos del exterior, es ese espacio donde nos desarrollamos, crecemos y pasamos tiempo en compañía o en solitario. Es el lugar más importante que un persona tiene, que construye o adquiere en el tiempo por necesidad, que busca los medios para hacerse de una y con ello, también darles cobijo a sus cercanos, es el lugar donde las familias inician, posteriormente crecen y se desdobla dando paso a nuevos hogares..

En México la vivienda ha pasado de desarrollarse de manera popular, donde la venta de lotes era común y el gobierno tomaba la tarea de dotar de servicios básicos a estas, a ser construida por empresa inmobiliarias que las hacen de manera masiva, como un producto, sin considerar aspectos cualitativos que aporten al desarrollo social y de las familias. Desde la década de los ochenta, las ciudades comenzaron a expandirse a tal grado que la nueva vivienda fue expulsada hacia las periferias, situación que al día de hoy sigue pasando, incluso en las nuevas ciudades se continúa replicando este esquema que no favorece a la planeación urbana.


El crecimiento de la vivienda se da junto con el crecimiento de las familias, es decir, que las necesidades van cambiando y los espacios requeridos también. Por ello, es fundamental que toda vivienda tenga la capacidad de adecuarse en el tiempo, de crecer. Una vivienda hecha por una desarrolladora carece, casi siempre, de esta capacidad, sin embargo, la vivienda hecha por autoconstrucción o autoproducción la mayoría de las veces mejora y se adapta a las necesidades de sus habitantes. Es común en la sociedad mexicana, principalmente la asentada en las ciudades, que los padres den un espacio para que sus hijos construyan su vivienda, generando que en un predio se conformen dos o tres viviendas.

La evolución de la vivienda en el tiempo es lo que se le ha denominado como desdoblamiento o crecimiento, que se basa en el comportamiento de las familias, es decir, las etapas que pasan estas durante su conformación, el tener hijos, el crecimiento e independencia de estos mismo. El desdoblamiento se basa en el crecimiento simultáneo o en distintas etapas de la vivienda sin que una depende de la otra para construirse. El crecimiento se puede producir al interior o al exterior de la vivienda, en este caso es necesario terminar una etapa para poder continuar el proceso. En algunos casos, dependiendo de las posibilidades y necesidades de cada familia, se pueden combinar los conceptos, el objetivo es la optimización del espacio, partiendo de una vivienda base y alcanzar hasta la construcción de cuatro vivienda en un mismo predio.

Entender la vivienda es fundamental para los arquitectos que se dedican a esta, para lograr diseños y propuestas que permitan y estén preparadas para crecer y/o desdoblarse. Cada familia tiene su propia forma de habitar, por ello, es que cada vivienda tiene su propia forma de crecer. La vivienda en serie carece de esta visión, y se limita a generar espacios iguales para familias diferentes. En cambio, la vivienda popular, de autoconstrucción o autoproducción, suele tener esta capacidad, mejorando el espacio habitable y con ello, las condiciones de habitabilidad de sus ocupantes.
Con la nueva política de vivienda, establecida en el Programa Social de Vivienda, busca mitigar el déficit de vivienda, otorgará subsidios para la construcción y mejora de estas, recurriendo al fortalecimiento de la producción social de vivienda asistida (PSVA), el cual promueve la participación de las familias para la autoproducción y autoconstrucción con el apoyo técnico especializado lo que permite construir vivienda de calidad como resultado de un esfuerzo solidarios, donde se diseña con sentido y realidad, donde se reduce y optimiza el tiempo y costo. Esta forma de producción de vivienda había estado ignorada, ahora se retoma con el apoyo gubernamental con el objetivo de generar mejores y más vivienda para abatir el déficit que tenemos como país.